Las claves para reconocer si tus hijos sufren acoso escolar y cómo combatirlo
Los medios recogen, desgraciadamente, cada vez más casos de acoso y maltrato físico y psicológico en las aulas, pero, ¿Dónde reside la solución? ¿Qué podemos hacer para ayudar a poner fin al acoso en la aulas? Pero, a través de una serie de pautas, podemos convertirnos en una de las clave fundamentales para erradicar esta lacra cada vez más común en las aulas escolares.
El acoso escolar es un tema que produce mucho vértigo, pero no por ello debe caer en ser un tema a evitar con nuestros hijos. De hecho, debe suceder todo lo contrario. Los padres tienen gran parte de las herramientas que serán fundamentales para ayudar a poner fin a este mecanismo.
Los padres cuentan con herramientas fundamentales para acabar con el acoso”
La mitad de los niños entre 11 y 14 años admiten conocer algún caso en su clase, según la Fundación Anar. Una vez que el acoso escolar se desarrolla, sus tentáculos alcanzan a todos: a quien lo sufre, a quien forma parte de ello y también a los espectadores. Aquel que es testigo pasivo, puede acabar por desgracia siendo, de una manera u otra, ‘cómplice’. El acoso escolar no sólo atañe a quien agrede y es agredido.
Existen multitud de formas para ayudar a que los niños entiendan el peligro que supone el acoso. Es imprescindible hacer un esfuerzo para que los menores tengan un grado alto de concienciación sobre las consecuencias que tiene este problema.
Se calcula que entre el 70% y 80% de los niños que sufren este tipo de maltrato acaban desarrollando un trastorno mental. Esta realidad puede desencadenar en ansiedad, depresión, trastorno psicosomático e incluso, y como han quedado registrados ya varios casos, en suicidio. Dos de cada diez alumnos de Primaria y Secundaria son víctima de acoso escolar.
Para contribuir a la contundencia y clarividencia del problema según estas escalofriantes estadísticas, lo mejor es llamar a las cosas por su nombre, hablar de ello y etiquetarlas correctamente.
La Fundéu recomienda el uso de la palabra acoso frente al extranjerismo ‘bullying’”
La Fundéu recomienda directamente “el uso de la expresión acoso escolar o intimidación en sustitución de la voz inglesa bullying, que significa ‘intimidación física o verbal a un escolar por parte de sus compañeros que se produce en las escuelas”.
Este extranjerismo suele aparecer en los medios de comunicación, y no deberíamos extrapolarlo cuando hablemos con nuestros hijos. La palabra acoso es concisa, contundente y entendible para todos. De esta forma ayudaremos a nuestros hijos a comprender y reconocer los conceptos.
Como padres, es importante ayudar a poner nombre, rostro y lugar al acoso escolar. Nicholas Carlisle lleva años en la lucha activa para lograr que esto suceda en el mundo. Este americano, tras sufrir un paso muy duro por el instituto, se graduó en Derecho en Oxford y tras trabajar en Amnistía Internacional como abogado, ha decidido dedicar su vida personal y laboral, a lograr la erradicación del acoso.
Carlisle visitó Barcelona en el 2015 y participó en el TedxEducación de la capital catalana donde reveló claves para hacer frente a este mal que acecha a la sociedad del siglo XXI. Junto algunos de los consejos de este especialista y de otras fuentes, dio una serie de pautas para intentar ayudar a nuestros hijos, y a padres y profesores, a reconocer, prevenir y combatir el acoso escolar:
1. Dialogar con los niños y adolescentes: Si no se habla de un tema, parece que no existe
Como afirma Carlisle, a través de la conversación con ellos podremos diferenciar “entre problemas puntuales con compañeros y acoso”. Para poder distinguir uno de otro, se recomienda “preguntar cómo está en la escuela, quiénes son sus amigos, con quién juega a la hora del patio, etc.”.
Será a través de lo que cuenta el propio niño que los padres podremos acercarnos a su realidad y entender qué puede estar sucediendo. El abogado afirma que es necesario no preguntar de forma muy directa sobre si padecen acoso. También resalta la necesidad de que acudamos a los profesores en caso de tener una mínima duda o sospecha de que pueda estar sucediendo, sea directamente a nuestro hijo o a un compañero.
2. Estar atentos a las señales de alerta que nos dan ellos mismos
Muchas veces será el infante y adolescente el que con su actitud o lenguaje, verbal y no verbal, nos está relatando lo que acontece cuando nosotros no podemos protegerlos o visualizarlos. Es necesario que intentemos analizar lo que pueden ser señales de alerta frente al acoso escolar.
El activista americano afirma que algunas de estas señales son “cambios de humor repentinos, una actitud muy negativa hacia la escuela o tristeza”. También afirma que hay muchos que pueden físicamente somatizar la angustia interna “sufriendo mareos o descomposición cuando tienen que ir al colegio”.
3. Introducir literatura que les acerque a esta realidad
De la editorial nubeOCHO tenemos los libros ¿Qué le pasa a Uma? y ¿Qué le pasa a Nicolás? “Los niños tienen una permeabilidad increíble y para nosotros, como editores, es una obligación darles ejemplos equilibrados de igualdad de género, de no al machismo, de respeto y de tolerancia.
Estamos formando a las nuevas generaciones”, según palabras de Luis Amavisca, miembro fundador de nubeOCHO. En este último el protagonista Nicolás, es un niño colorido que va quedándose sin color a medida que va avanzando el relato a causa del acoso escolar que sufre. El acoso, como ha quedado demostrado, hace que los niños se sientan tan difuminados hasta el punto de perder su identidad y sus ganas de vivir.
4. Solicitar que el colegio se implique
E incorpore talleres como el de la Fundación Anar, o todas aquellas especializadas en el acoso: Impartir talleres, sobre todo en 6 de primaria, 1 y 2 de la ESO, “ya que es entre los 11 y 14 años el momento en el que se producen más casos de acoso”. En España no existen regulaciones ante
el acoso, por parte del gobierno. Es positivo que los padres se pongan de acuerdo para solicitar que cada escuela cuente con un protocolo antiacoso así como una figura responsable que pueda abordar estas situaciones, y así tengan a alguien a quien dirigirse con seguridad.
5. Reconducir conductas agresivas y explicar las consecuencias de las mismas
La banalización de la agresividad y las conductas agresivas en el siglo XXI ha sido uno de los grandes motores de expansión del acoso escolar. Como padres, también somos docentes, y por tanto los encargados de explicar las consecuencias, generalmente irreversibles, que pueden resultar de actos agresivos.
Según la doctora Marina Díaz-Marsá, Presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid y psiquiatría del Hospital Clínico San Carlos, en la unidad de psiquiatría donde trabaja se ha constatado que el 70% de las pacientes con trastorno de conducta alimentaria tiene antecedentes de haber padecido acoso escolar.
La prevención e intervención por nuestra parte es absolutamente necesaria. Desde casa se ha de fomentar medidas y recursos para asegurar que nuestros hijos no sean testigos, participantes o víctimas, activas o pasivas, del acoso y que éste mismo pueda quedar impune. Hemos de trabaje por fomentar la valentía, y demostrarles que tienen el respaldo de denunciar la situación.
Debemos esforzarnos para que haya una concienciación y trabajo más allá de las aulas, para que dentro de estas mismas se pueda acabar con esta problemática. Se ha de ampliar el contexto, porque el acoso siempre va más allá de las paredes de un centro escolar.
Fuente: http://ow.ly/foZi30fERAV